Mirando al sol desde abajo,
una línea surca el mapa
y mi ilusión se destapa
hacia la altura perfecta
que alcanza ya la modesta
línea larga de mi suerte
y si el honor se resiente
y el olvido se despierta
que venga ya la experiencia
a desearme la muerte.
(*)
La luz amaga de frente
y la oscuridad se asusta
desde la cueva profunda
de mi corazón herido
quema la llama al olvido
que deseaba no verte.
Por venir hasta mi mente
recuerdo mucho el olvido.
(*)
Un estruendo me despierta
y desespera mi mente
cuando el amor me desmiente
la gravedad del asunto
y deja paso en un segundo
a la mentira silente.
Porque tan cierta es la suerte
como la luz de un difunto
que busca raudo su mundo
en el baúl de la muerte.
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